sábado, 17 de septiembre de 2011

Memoria

Ser con voluntad propia es la memoria. Maldita y traicionera! Propongo perseguirla con una turba violenta... hacerla nuestra, que obedezca solo a mi necesidad. Que sea una dócil esclava, trémula y ansiosa de complacer mis apetitos. Que viva por mi voz y muera por mi deseo...

Esa sería la memoria ideal... Pero, siempre un maldito 'pero', no es de mi afán poseer nada en lo absoluto, ni siquiera poseo el amor de una mujer, solo puedo agradecerlo y retribuirlo, pero no es mío. Amor de mujer, rocío de verano... delicioso, eterno, ajeno.

Fémina impropia, de actuar vacilante... ven toma por asalto la falsa paz de mi recuerdo, subyuga mi voluntad y oprime mi deseo, que no idealizo a una sierva dispuesta.

Antes de dormir el injusto sueño de la ignorancia, de hinojos gritar prefiero... y tu salífero veneno en mis mejillas han de trazar la ruta de la redención...